Un país "macabeo"

Definiciones previas:

Dejando de lado el noble cepaje de uvas blancas que dan vida a un vino de renombre internacional. Más que las místicas historias recolectadas por los teólogos protestantes sobre Judas Macabeo (hijo de Matatías, sacerdote y patriota judío) quien reconquistó Jerusalén en 165 y purificó y reconsagró el templo, que dio lugar a la fiesta de la purificación o de la dedicación (Hannukah) que se conmemoraba en tiempos del Señor (Juan 10:22) misma que hoy se celebra el 25 de diciembre, coincidiendo con la Navidad. Y dejando de lado las historias recogidas por los antropólogos de la sublevación de los Macabeos que dio pie para que los judíos en tiempos de Cristo esperasen a un Mesías político a semejanza de ellos.

Hoy en nuestro país, la cosa es más simple...

Macabeo: Hombre dominado. Dícese del hombre que es sumiso y su pareja lo tiene para todos los mandados.

Hasta el profe Campusano, en la cuarterola, dice que este moderno epíteto se aplica toda vez que es la señora la que manda en casa y el marido obedece "guachito", aceptando el dominio del matriarcado. Los "macabeos" llegan temprano a casa y no les dan permiso ni para ir a la esquina.

Resulta que dejándose bien de cosas, a contar del 11 de marzo vamos a ser un país macabeo.

Porque desde ese día "la Michelle" será nuestra Jefa de Estado. Claro porque además somos todos unos patudos y confianzudos que nos referimos a la Presidenta electa como si la conociéramos de toda la vida y fuese todos los domingos a tomar té a la casa. Creo que por ahí va la cosa; Michelle Bachelet se perfiló desde un principio como una mujer con un tipo de autoridad muy cercano, casi familiar, esa fue la mística que encendió en tantos chilenos la sensación de confianza en sus capacidades para dirigir el país.

Pasando por sobre la anécdota de un contrincante como el tatán, que desarrolló extensamente su concepción de un mundo de "pan y circo" para ganar electores y su ya añeja visión de "todas las mujeres son gomeros, menos mi mamá y mi hermana". Michelle Bachelet, se impuso holgadamente en segunda vuelta por el componente político (compitió con un grupo de oportunistas de derecha que se repartió las empresas del estado y los servicios públicos como botín de guerra, durante la dictadura, y que instauraron el sistema de libre mercado "a sangre y fuego" sin importarles nada, para ahora venir a hablar de "corrupción e intervencionismo" cual vírgenes mancilladas en su honor. Se impuso también por un componente antropológico, muchas mujeres votaron contra él a pesar de ser independientes o de mantenerse al margen de la política partidista (en esa esquina del espectro social donde la derecha ha hecho siempre su caldo de cultivo acusando a los del otro lado de ser políticos y de "cochinos", mientras les meten el dedo en la boca para conseguir sus votos) Esas mujeres votaron contra Piñera "por maricón", me explicaba una amiga, es que se le notó demasiado que sus esfuerzos publicitarios y declaraciones apuntaban a convencer que Bachelet era incapaz por ser mujer.

Si bien los comunistas tuvieron la valentía y la responsabilidad cívica de poner embrague al Juntos Podemos, para votar por nuestra candidata y después de la elección declararon que serán oposición en su gobierno porque sus ideas para Chile no son las mismas. Se nota mucho la diferencia entre un opositor de izquierda que te grita en la calle su postura pero que es capaz de pensar en el país antes que en su conveniencia, y el opositor de derecha que tiene palabras de buena crianza para la prensa y en el Congreso te hecha abajo los proyectos que benefician a la gente.

En fin, yo creo que por la premura de una segunda vuelta no nos dimos mucha cuenta que la apuesta con Michelle es más que concertacionista. Es la apuesta de una concepción femenina de ver la vida y el país. Claro, las mujeres ministras en su trabajo no se han destacado por pintar de rosado sus oficinas o hablar en diminutivos de las tareas del Estado, como algunos pelotudos pensaban.

Pero, siguiendo el hilo de la cosa del género y la impronta que ello implica. El desarrollo de nuestra sociedad en los próximos cuatro años, a pesar de lo bien posicionada a nivel mundial y lo sana que está nuestra economía. El difícil manejo interno de esa economía es lo que posibilita que bajo el mismo esquema del libre mercado, seamos capaces de usar sus herramientas para mejorar a la sociedad. Ahora que hemos pasado por presidentes que se han reconocido por su capacidad política, técnica y de decidida gestión; nos encontramos con una mujer que siendo Ministra de Defensa hizo un muy buen trabajo, tanto técnico como político, sin tener que ser más agresiva o ponerse corbata.

En fin, estamos en los albores de un tiempo cuyas implicancias en la connotación social y psicológica aún no somos capaces de intuir, para esta mujer Jefa de Estado los desafíos serán dobles como lo estipula la costumbre machista y deberá hacer mucho más que un hombre en el mismo puesto para ser reconocida. Si bien no responde al estereotipo de la mujer ejecutiva que muestran los comerciales de los países desarrollados y aspirantes a serlo, su carisma encarna la sensibilidad y el coraje de la mayoría de las mujeres que han compartido la historia reciente de nuestro país. Es lo que en arte se denomina "maestro de una escuela (literaria, pictórica, etc)." Es un individuo capaz de recoger la temperatura moral de la época y encarnarla en sus obras, cristalizando los ideales colectivos y marcando una diferencia de lo anterior.

Bueno, no es la idea desearle sólo buena suerte, sino comprometer nuestro esfuerzo en apoyar este gobierno desde nuestras familias, nuestros barrios, nuestros trabajos, nuestras calles; nuestro Chile. Michelle hará un gran papel como Presidenta y su carisma marcará un estilo de hacer gobierno, un estilo que nos involucrará a todos los que creemos en la democracia, la verdad, la justicia y la solidaridad.

el goma ilustrado