Y se nos fue el Aniversario

Y se nos fue el aniversario…



…el pobre Aniversario, tan vilipendiado, tan anhelado y tan polémico en su génesis. Pero no pasó sin pena ni gloria, al margen de que haya faltado Carmen Gloria. Nuestro Aniversario 2006, será recordado con una intensidad mayor que los anteriores, esta vez el curso de capacitación en habilidades transversales tuvo mejores resultados, no sé si por la calidad del relator, porque nosotros estuvimos más receptivos o, por una combinación de ambas cosas.

Esta vez mandaron un psicólogo que no nos dejó ponernos graves como hacemos casi siempre. El tipo simplemente no pescó ninguna de nuestras pataletas ni pendejerías, sacó adelante el curso por sobre nuestras “excentricidades”, apagó las tonteras y rescató lo “mejorcito” de cada uno, sin duda un mérito no menor para un solo individuo frente a esta fauna que conformamos.



En fin, empezamos con un curso que nos dejó en muy buena disposición para lo que vendría luego…

Nos embarcamos en un bus que más parecía un barco y emprendimos el viaje a lo desconocido. Llevábamos en el rostro todo el relajo y la autoaceptación que el psicólogo nos pudo inculcar, de hecho lo llevamos con nosotros con el miedo de que su lejanía se llevara la magia de la buena convivencia. En el fondo de nuestra humanidad vibraban las mismas cuerdas que hacían música en el corazón de Valdivia, de Cortés y de Colón. Pero más a flor de piel, el espíritu chilensis mostraba su irrefrenable "ánimo de güeveo"

De mucho bajarnos y volver a subirnos al bus, por fin dimos con un hotel con habitaciones para todos los que logramos llegar hasta Tacna. El Psicólogo se regresó luego de almorzar y nos dejó desperdigados por la histórica ciudad de Tacna en busca de souvenirs, copetes de regalo y lentes ópticos. Sólo algunos más sabios se quedaron acumulando sueño en el hotel y otros más "cálidos" pegados al canal 29 ¿o era 69? en fín.

A las 9 de la noche, hora peruana, tomábamos (los Taxis) para dirigirnos al Restaurante Campestre "El Patroncito" dónde nos esperaba una reserva de:
- Sopa.
- Parrillada mixta (pollo y vacuno)
- Ensalada
- Copa de vino o bebida, y
- Café.

Tarde descubrimos que sólo los tres últimos eran comparables con nuestras medidas locales. Porque la sopa era una cazuela con pollo de campo (parece que de campo brasileño) donde 2 hicebergs se ergían por sobre el caldo, la papa y el zapallo eran casi tan descomunales como los pechugones de la avenida Bolognesi, pero que en pose de Atlas sostenían sobre sus hombros la no menos exagerada presa de pollo. A duras penas ganamos la batalla contra la "entrada".

Luego vino lo peor, un güeón gritó "humos al Norte" y aparecieron sobre una bandeja las parrilladas mixtas. No pude evitar el imaginarme la cara de Prat al ver acercarse los acorazados del Huáscar y la Independencia. Tal era el exceso que las tres o cuatro presas de cerdo y vacuno, cubrían generosamente a la papa idem de la entrada y un choclo entero. Luego pensé que al reservar a nombre del Ministerio de Transportes se habrían confundido y nos creyeron "camioneros" o que era como dicen en el campo chileno "pa' que no se vayan a ir hablando las visitas".


El combate fue desigual, nuestro tenedor nunca se había arriado frente al enemigo, pero sucumbimos; espoloneados sin piedad por esas carnes cobardes y patoteras. Vencidos nos hundimos en la taza de café y en la jarra de litro y medio de Pisco Sour que invitó Sergio Silva.

De regreso en Tacna, siguiendo los consejos de la Chechi Chang llegamos al Tablón, no para tirarnos por la borda, pero sí para lanzarnos al carrete.


En esta foto puede verse que no es exageración mía lo de las parrilladas, en los 2 recipientes blancos sobre la mesa se hallan las presas que salieron incólumes de la "Batalla del Patroncito".

"Y hasta ahí no más me acuerdo, porque una manta de niebla me tupió de "copete" los ojos, la memoria y la conciencia". Hasta aquí puedo contar de esa noche, lo que siguió se ha borrado de mis recuerdos... "¿Cómo puede caber tanto baile, tanta canción y tanto trago en un blog?"

A la mañana siguiente, tipo 10 y 30 amanecimos en el mercado, desayunando jugos mixtos, cafeses y sanguchitos tamaño parrillada. Esta vez vencimos, tal vez ese pisco sour que dicen que es peruano y que es más rico que la cresta, hizo aflorar nuestro orgullo patriotero y nos devoramos sin compasión el desayuno a la tacneña. Luego todo fue correr, las compras de última hora, los regalos, los lentes, las películas y estábamos de nuevo en un bus camino a nuestra patria.

Atrás quedaban, regados en el campo de batalla: Los lomitos de cerdo con cuero del Patroncito; las jarras vacías del Tablón; las canciones del "Juan Gabriel tacneño"; las camas hechas y deshechas (algunas sin uso) del hotel, los hip, hip por el Perú y Viva Chile, mierda; el almuerzo con mariscos que nunca nos comimos; el jabón chiquitito que recordaba otras lides y nuestras desafinadas voces de karaoke.

Sólo volvieron con nosotros el matute y la resaca.

De vuelta en Chile sólo abrazos y adioses, hasta el próximo año, a juntar fuerzas y plata para otro aniversario.

Comentarios

Anónimo dijo…
" Viva CHILE mierda "
eso tenía ganas de gritar cuando estábamos en perú, pero bueno ya lo haremos en unos cuantos días más.
Me lo pase realmente muy bien, me encanta el rumbo que estan tomando nuestras amistades, espero que todo siga en aumento.
excelente su relato estimado amigo

saludos para todos

Juan Carlos

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