cambio de hábito

Como cambiar la piel; pero hasta el hueso.



Al volver de vacaciones (que es un tema al que me referiré "in extenso" en www.elbabero.blogspot.com) me encontré con la shockeante noticia de que pasaría a "contrata". Tuve que sentarme al oir la noticia, lo confieso, el coraje me dura hasta las tres de la tarde. ¡Publíquenlo!: ¡casi me chorreo de la impresión! Como decía el Pato "Somos como el pan amasado: Duros por fuera y blanditos por dentro"

Pero lo hicieron, me sacaron de la condición de "paria" del servicio público para darme el estatus de funcionario... Con previsión y hasta con aguinaldos. Amén del comentario que hacía anteriormente "Qué pasaría si dejo de ser el goma ilustrado" la realidad me golpeó como hace siempre, en forma contundente y sin piedad.

Me siento extraño, al principio creí que dejaría de ser el goma ilustrado, pero no fue así; sólo se sintieronm con más derecho a llenarme de pega ajena so pretexto de que: abogaron por mi mejora, debo ser eternamente agradecido de los favores que me han hecho o, peor aún, soy tan bueno en trabajos "lateros" que me honran con descansarlos en mí.

Según como sea mi sueldo veré si éste o el próximo año estudiaré para ingeniero, entonces seré un goma cuadrado y sin mucho ingenio. Por ahora tarareo "el blues de lo que pasa en mi escalera" de Joaquín Sabina y vuelvo a leer "La Pachacha" de Rafael Maluenda, tratando de conjurar la mediocridad para que no me alcance con sus trancos largos...

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