El peso de los años y los desengaños



Hoy como cualquier otro día, cumplo la rutina acostumbrada de la casa a la pega, cual conjuro de los males del mundo y del infierno.

Algo profundamente arraigado en la conciencia o la inconciencia, me lleva a cumplir rituales diarios que me llenan de tensión y de espanto. Las frases de mi abuela que guardo desde niño, se hicieron tatuajes indelebles en la parte de adentro de la frente, a la vez que se fueron haciendo difusos los "porqués"; luego, los intentos de escapar de ese destino de trabajar, comer y dormir; se quedaron en pequeñas batallas en las horas del amanecer, cuando el subconciente aún campea en el ritmo cadencioso que silban mis neuronas dormidas.

Tal vez no es la rutina el problema, sino la soledad...

Quien sabe lo que traerá el próximo bombón de la caja (Forrest Gump) Esa película refleja demasiado de mi vida.

Para bien o para mal esta existencia es un juego de mesa donde el camino está definido y numerado, que tiene de tanto en tanto sus casillas de "destino" donde sacas una carta sin saber que te depara y donde los dados parecen poder cargarse con un poco de fé.

"Ahora que el tren se detiene, que ya ha nevado en tus sienes. Toma tu vida y tu mochila... Vuelve ya..."

Sí, quiero volver a ser un espíritu sereno.

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