Por fin celebré mis cuarentaicuatro

Sí, al fin de tanto cuento, tantas carreras y planificaciones resultó mi cumpleños. Ese que se había vuelto una tradición en el Parque Centenario y que por lo mismo me penaba en la conciencia como los "dos pesos de agua"

Entre el frío que se ha apoderado de Arica y lo complicado que es a veces reunir a la familia, opté por hacer "el chiste" en la casa. Claro que ahí empezaron mis problemas:

Tenía que conseguir bolones porque mi cuñado, en un flete para botar cachureos, botó los que había... (sí, los demás pensamos lo mismo) Luego la cosa era con ladrillos, pero no me alcanzaba la plata... Después se me acabó lo solvente y tuve que recurrir a un tarjetazo de carne, otro para los chorizos y finalmente, con mi sino de "Tom Sawyer" recurrí a mi gente: Mi tía trajo las ollas, un colega desarmó su guatia para pasarme las piedras (que fue un güeveo traer en la carretilla del vecino, que tiene la rueda chueca) la Pachy se puso con la manteca y la levadura para las empanadas y el pan, respectivamente. La Nana se ofreció a hornearlas y así partimos.

El sábado me puse a limpiar un poco el patio y a hacer el hoyo, donde además cooperaron la Monse y la Gabriela (tirando pala) Cuando lo teníamos listo lo forré con las piedras y lo tapé con un tablero y con cuatro bloquetas (previniendo cualquier gracia del Titán) A las siete de la tarde yo era una "pera de agua" y me metí a la ducha. El agua fría me relajó y cuando me iba a acostar para ver tele con las niñas me acordé del pino para las empanadas, así es que con chalas y un polerón partimos para la cocina. Como a las 00:20 hrs., logré terminar el pino con la carne picada (cuadrito por cuadrito) A esa hora estaba rendido y encomendándome a "sangoloteo" para que todo resultara al día siguiente.

Mis nervios me desvelaron a las 04 AM y logré volver a dormir hasta las 07:30. Levanté a las crías y a la obra...(continúa en la guatia del desempacho)

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