en la empresa telefónica "nadie fue"

Corría el jueves 22 de mayo y yo seguía peregrinando entre oficinas y páginas web para encontrar un nuevo trabajo, cuando de la nada mis llamadas no salían del móvil. Sólo aparecía el mensaje "teléfono no registrado en la red".

La buena fé me llevó a creer que se trataba de un "mareo" del sistema operativo del teléfono y lo reinicié. Una, dos y tres veces, con la porfía ciega de que nada malo podía estar pasando. Con esa buena onda partí el día siguiente, tipo 09 AM a la oficina local de mi fiel compañía telefónica.

Expliqué a un señor, me asignó un número de atención y ascendí a los cielos. En un segundo piso donde todas las "ejecutivas" eran bonitas y sonreían (dueñas de saberse encantadoras). No tardé en ser atendido por lo que parecía ser una amable señorita, le explico el problema, pide mi cédula y espera a la revisión en el sistema. Mientras pasaban los segundos yo repasaba mi memoria para verificar que había pagado mi cuenta unos días antes. Luego todo se volvió frío (como el Harry Potter atacado por los dementores), los labios de la rubia habían perdido la afabilidad para tomar un rictus serio y distante (al estilo de los doctores que comunican malas noticias a los familiares del enfermo) ..."su número fue dado de baja por plataforma..." (refiriéndose con plataforma a una entidad etérea, sobrenatural, omnisciente y dueña de las almas de los desdichados como yo)

No alcancé siquiera a balbucear una pregunta cuando la ejecutiva inicia una conversación secreta con alguien, por teléfono, para borronear en una hoja (llena de otros conjuros mágicos) algo imposible de leer desde mi posición. Luego, como en la película El Exorcista, no quedaba nada de angelical en el rosto de aquella mujer. Su tono se volvió seco y parecía estar molesta. Trato de explicar, suplicante, que mi cuenta estaba pagada y me interrumpe para decir que hay que "ingresar un reclamo para que habiliten el número" y eso tardará entre 3 y 5 días...

Mi mente dejó de oír la suave música ambiental para sentir que me inundaba "La llamada de la muerte" de L.V. Beethoven. Mientras pensaba y estrujaba mi mente, recordaba y hablaba al mismo tiempo (parece que la tensión aumenta el coeficiente intelectual) ...Señorita, hace un par de semanas yo vine a dar de baja el plan de un módem, pero luego me llamaron de la "plataforma" (mágica y omnisciente) para preguntarme la razón. Yo expliqué las razones y un ejecutivo (al parecer primo hermano de dios nuestro, por sus infinitos poderes) me ofreció aumentar los megas de mi módem para que no renunciara a ese plan, ya que yo era cliente antiguo y con 4 planes activos. Con ese ofrecimiento accedí a mantener mi plan de banda ancha móvil (BAM) y dejar sin efecto la solicitud presentada en la oficina comercial de Ovalle.

Ante ese argumento, la hábil ejecutiva, demostró una destreza en la oratoria que me hizo creer que en algún momento debe haber estudiado Derecho o al menos haber sido procuradora de algún ilustre jurisconsulto curtido en las artes de la defensa en Tribunal Oral. Volvió a explicar que mi número estaba borrado del sistema y que mi salida era pedir la rehabilitación. Soslayando del todo que ni yo ni nadie en mi nombre habían pedido la bendita baja, que mis cuentas estaban al día y ofendiéndose porque yo reclamaba que "nadie se hacía cargo del error, mientras yo debía sufrir las consecuencias".

Mientras yo iba saliendo del asombro y empezando a molestarme porque me trataran como un desubicado que sólo iba a importunarla en su trabajo, la "señorita" más se molestaba por este problema que yo le causaba.

Colmada mi paciencia, le pedí hablar con algún superior que pudiera resolver el problema (que yo no había causado), me responde que era su supervisora con quien habló al principio (en voz baja y agachada tras el mesón) y que ella le habría dado las instrucciones para mi respuesta. Por mi insistencia la hizo venir. A la defensiva y cortante, otra señorita sin nombre, me explica que solicitar la rehabilitación del número en cinco días es "todo lo que pueden hacer" por mí, como si estuviera pidiendo un favor y no pagando un servicio. Ante esa respuesta tan obtusa, sólo me quedó preguntar si los benditos cinco días eran hábiles o corridos. La mujer, ya retirándose, responde que son días corridos. 

Insisto en dos argumentos: "yo no cometí un error" y "yo trabajo con mi teléfono". La ejecutiva, con gesto de superioridad responde "todos trabajamos con el teléfono..."

De pronto se distrae, la supervisora le habla desde su escritorio en un rincón. "Dame el número del teléfono para ver si puedo hacer algo". La señorita repite el número que está en todos los currículums que entregué, el mismo que grabaron todos mis amigos y conocidos que están ayudándome a encontrar trabajo. La rubia me aclara que la supervisora va a mandar un correo para apurar el registro de mi número. Pregunto si puede darme una constancia escrita del reclamo y me dice que sólo puede darme el número del mismo, extendiéndome una hoja de papel con un número escrito a mano (es decir, no hay huellas formales de su error y la referencia sólo sirve dentro de su compañía)

Hago acopio de mi última gota de paciencia para "molestar" por última vez a la ejecutiva del mesón y pregunto, lenta y suavemente, ¿dónde puedo poner un reclamo contra el error de "la plataforma" que dio de baja mi número?. Ella indica que abajo, en el primer piso, a través de la auto-atención telefónica. Me despido de ella y bajo las escaleras tratando de ser más empático, de ponerme en el lugar de esas pobres mujeres a quienes todos los que se sienten perjudicados por la empresa, enrostran su malestar.

Ya en el primer piso, trato de enfocarme en ser eficiente y poner mi reclamo contra quienes borraron mi número. Los ejecutivos, en sus uniformes desgastados pero limpios se cruzan, tropezándose por mantener la calma y atender a distintos usuarios a la vez. Uno me pregunta y contesto. Me deriva con una señorita quien levanta el auricular del aparato de auto-atención, marca mecánicamente unos números y me lo entrega mientras yo explico lo que tal vez haya escuchado muchas veces. Al menos ella muestra una mayor actitud de lamentar mi situación (o tal vez tenga más habilidad en parecerlo) que las divinidades del Olimpo que me atendieron antes, pero me reconforta un poco.

Hablo con la ejecutiva telefónica, de la "plataforma", vuelvo a explicar. Ella hace constar que mantengo cuatro planes vigentes, con sus cuentas al día, que soy un cliente antiguo; pero que deben resolver mi problema en la oficina comercial de Ovalle. Le repito lo que me dijeron en el segundo piso. La voz es tajante para aclarar: No es posible ingresar un reclamo de un número que no existe en su sistema y (nuevamente) que es la oficina local la que debe resolver mi problema, porque tiene las herramientas para ello. Pierdo la paciencia y le digo que recurriré a Subtel, porque su compañía no puede ser tan irresponsable para darme una respuesta infantil (sólo les faltó decirme que el perro se comió la tarea)

Salgo más que molesto, cruzo a la Plaza de Armas y pienso. Me urge recobrar mi número, cualquier demanda en Tribunales tardaría meses ( si no es que años) y no hay pruebas físicas de la negligencia de la compañía. Por otro lado Subtel sólo va a actuar con el número de reclamo de la bendita compañía y una vez agotados los plazos que la compañía dispuso para el efecto.

Pensar que en Arica, me ufanaba de tener un buen servicio telefónico con mis amigos y colegas. Cuando decían "cámbiate a Claro" o "en Entel tienen mejor servicio", yo porfiaba "no, yo con la compañía tengo buenos planes, controlados, económicos, con buena cobertura y nunca me ha fallado"

Hoy tengo que salir a la calle para hacer una llamada, porque desde dentro de mi casa no se pueden hacer llamadas y cuando me llaman a veces se escucha entrecortado y debes salir al patio o a la calle para hablar, otras veces no se reciben y cuando voy por la calle, te empiezan a llegar mensajes de llamadas perdidas. El módem lo ocupo poco, porque para hacerlo tengo que poner el notebook sobre el techo de mi auto estacionado afuera y así obtener señal (viviendo a tres cuadras de la Plaza de Armas) y para colmo borran mi número del sistema.

Al final, sólo rabia y frustración me quedan contra una empresa que muestra caras bonitas para venderte y endeudarte con sus productos, pero cuando se equivoca y debe arreglarlo, nada tiene rostro: "los errores son de la plataforma" como si no fuese parte de la compañía. Aparte que sus servicios están sub-contratados estratégicamente y al final "nadie fue", ya que es sólo "mí problema".

Último capítulo, hoy volví a la oficina comercial de mi alegre compañía, ya que luego de dos o tres llamados al 103, varios ejecutivos y respuestas a medias; descubrí que estos genios rehabilitaron mi número hace tres días pero también cancelaron la tarjeta SIM (el chip), claro que eso no me lo dijeron nunca. Explico corto y preciso, me derivan a un ejecutivo técnico (Mario) y esto se vuelve "macondiano", el tipo si atiende bien (la cagó) super diligente, amable, registró los detalles de mi caso mientras hablaba y a la vez desarmaba el teléfono. Intaló nueva tarjeta, cerro y consignó que no había cobro por "fidelización", ofreció disculpas por el mal rato y me despidió de mano. ¿Por qué no ponen a ese señor a hacerle un curso a las incompetentes del segundo piso? La compañía se ahorraría muchos problemas...

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