entre "reguetones" y una planta de romero

Desde mi regreso al viejo hogar en Ovalle han pasado más de catorce meses, un poco más del plazo que me sentenciaron para devolverme a Arica por nostalgia, soledad y esas sensiblerías que me dominan seguido.

Durante este lapso he pensado tanto en volver como en hacerme la vasectomía con hilo curado. En fin, esta es mi nueva etapa en la vida.

A veces no se puede enfrentar un pasado de ausencias y soledad sin un trago. Tal vez sea cobarde por hacerlo y un poco valiente por asumirlo, pero de dos caras es la vida. Un pequeño Billly Elliot que nunca encontró el camino a su audición, lleno de dudas respondidas con silencio, arrinconado de temores entre el muro y años de la prehistoria del bulling.

Volver es encarar mil ilusiones que no pudieron volar, las que creaste para escapar a un lugar seguro dentro de tu mente y perdidas entre ellas, las que realmente sentías.

Este brutal "encuentro conmigo mismo" no tiene el final fácil de la película gringa.

Entre las mil hipocresías está el haberse convertido en una máquina de dar amor, por el vacío que tuvo del mismo y que no podrá llenar. Muchas barritas del tetris, apiladas con el tiempo, han bloqueado esos vacíos sin poder llenarlos.

Hoy los niños son más valientes de lo que fuimos entonces o tal vez hay un ambiente con mejores alternativas. Como sea que fuere, no hay puentes temporales que permitan rehacer el camino andado ni vivir en otros la redención anhelada.

Esto es lo que llamaba el gringo: "revisar la mochila" para resolver lo que tenga solución y tirar el resto. Es un duelo guardado por mantener la compostura. Aparecen verdades que asumir, decisiones para andar y algunos vacíos de dolores que ya no están. Es reconfortante...

Desde la radioactiva suenan reguetones "a full", mientras que en mi hamaca caigo adormecido por el embriagador aroma del romero, en un sopor que aviva "la memoria y la conciencia".

La vida me trata muy bien. A pesar de todo, este duelo no es tan "doloroso", más bien es como una resaca de whisky: un poco dormilona y caballerosamente soportable.

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