Pasamos agosto, tamos al otro litro...

Y se veía tan largo este mes, como esperanza de pobre; más bien como la esperanza que mantengo escondida de resolver de un plumazo todos mis malabares económicos ¿seré güeón...?

Tal vez mi compadre dirá "a confesión de parte, relevo de pruebas", pero prefiero la honestidad ante todo, no será muy popular pero la valoro más que a la educada hipocresía. Pero no va por ahí la cosa...

Agosto se llevó los miedos y el frío en las entrañas, ojalá se llevara también el frío de las sábanas, publicidad aparte. Tal vez la primavera traiga unos ojos hermosos y unos "labios que saquen de quicio"; los sueños, sueños son.

Lo importante es que el frío comienza a retirarse y las faldas comienzan a acortarse. Algunos "emprendedores" han empezado a armar sus ramadas dieciocheras frente al Morro, previniendo las peleas territoriales por la mejor ubicación. La semana pasada personal de la empresa eléctrica limpió el transformador del sector y hoy ya están sobre los postes tirando líneas, ante la mirada resignada de los "limpiadores/acomodadores/cuidadores" de autos, que ven como sus "lugares de trabajo", resguardados a fuerza de baldes que simulan conos y un par de "chuchadas", tienen los días contados frente a la "zorra con chupalla", "el cuy borracho", el "picarón con chasquilla" y otras honrosas fondas tradicionales.





Tan tradicionales como "la pesca milagrosa" y la "ruleta de sorpresas", mercados de menudeo que recurren a la vehemencia infantil para estrujarnos las últimas monedas del bolsillo. Pero detrás de los mercachifles de pacotilla y su desafiante estrategia de "puta que soy caga'o, ¿cómo no vay a tener una mone'a" subyace o se trasunta una economía del "bolseo" que no tiene dios ni ley.

Así las cosas, con el alivio de que no nos llevó la pelá con los achaques del invierno, vienen los aprontes del verano. Las ofertas de parrillas en las tiendas, las promotoras con minifaldas y los californianos que juran que se las engrupen. Como este mes terminamos de pagar las compras escolares de marzo, estamos justo a tiempo para volvernos a encalillar con las "tres cuotas precio contado" y así en diciembre otra bicicleta pa las vacaciones, hasta marzo que nos vuelva a pillar en pelotas y otra vez a endeudarnos. Dios bendiga nuestra sabiduría y ese olfato espectacular que tenemos para hacer buenos negocios.

Yo no sé cual vicio es peor, si el de las drogas, el del copete, el de las tarjetas de crédito o el de hacernos los güeones a nosotros mismos. Como decía un ex sapo, "en este mundo el vivo vive del tonto y el tonto, de su trabajo" Habrá que seguir trabajando y tratando de capear a los vivos de pacotilla, porque los vivos grandes nos tienen hace rato dentro del saco...

En fin, hoy dejé fluir mi inconciente para llenar este blog, le hice el quite a otra deuda, me llené de orgullo por los logros de mis hijas y estoy contento de tener buenos amigos. Que venga la primavera, me hallará caminando y con el alma contenta...

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